
Errores comunes e imperdonables que se cometen al decorar el árbol de Navidad
Cables a la vista, adornos mal repartidos, el pie sin cubrir… Hay errores al decorar el árbol de Navidad que se repiten año tras año y su resultado dista mucho al que tenemos en mente. Aquí unos consejos para no fallar.
Hemos entrado ya en el mes de diciembre y, si hay un hecho que marca el pistoletazo de salida a las fiestas navideñas es la colocación del árbol. ¿Cuándo lo pongo? Es la primera pregunta que nos solemos hacer. No te preocupes, para eso tenemos la respuesta. Si todavía no te han podido las prisas y ya lo has ‘plantado’ en tu salón, este es un buen momento para que lo saques de la caja, lo montes y después lo decores. La oferta para hacerlo es amplia y tentadora, con adornos para todos los estilos y todos los gustos. Ante el despliegue de variedad, acertar y sacar el máximo a los adornos para que parezca digno de una película navideña no siempre es sencillo. Por eso te compartimos unos consejos para no fallar.
No dejarlo frondoso
En la mayoría de las casas se opta por decorar con árboles de Navidad artificiales y se reutilizan durante muchos años. Normalmente son diseños que cuentan con ramas que se pliegan para minimizar su espacio a la hora de guardarlo en la caja cuando no se usa. Esto significa que, cada año al montarlo hay que abrir las ramas en abanico con detenimiento para que cubran la mayor superficie posible y el árbol quede frondoso y lucido. Si omitimos hacerlo, queda un aspecto un tanto destartalado y, por ende, el resultado final, es mucho menos lucido.
Dejar las luces sin esconder
Son el primer elemento que se debe colocar al adornar el árbol, porque si se deja para el final, el resto de los adornos dificultará camuflar el antiestético cable. Desde Leroy Merlin recomiendan poner dos guirnaldas de unas 100 luces si tu árbol es de más de metro ochenta. Si es más grande o más pequeño, juega con la cantidad de luces que necesitas, disminuyéndola o ampliándola. Al colocarlas, lo ideal es empezar desde arriba. Hay que atar el extremo del cable a la punta del árbol y empezar a bajarlo rodeándolo, haciendo forma de espiral. Para dar volumen y que el árbol luzca más bonito, coloca las luces de dentro hacia fuera. Así, al encender las luces quedarán salpicadas por todo el conjunto y el resultado será muy favorecedor.
Poner los adornos sin criterio
Para que un árbol de Navidad parezca de revista tiene que tener una temática que guíe los adornos. Cuando se improvisa y se compra unos pocos en una tienda que nada tienen que ver con el estilo y los colores de los que ya tenemos, el resultado final puede no ser tan bueno como esperábamos. Para evitarlo, lo mejor es ceñirse a una combinación cromática (uno o dos colores principales y un tercero como máximo para combinaciones concretas) y un estilo de decoración.
Hay que pensar también en los materiales y la textura: los adornos de terciopelo generan un efecto lujoso, mientras que los de papel y madera son perfectos cuando se busca dar al árbol un estilo nórdico.
Adornos mal repartidos
Dada la gran cantidad de adornos del árbol de Navidad, debes asegurarte de que todo esté bien equilibrado y repartido. Coloca los adornos desde la punta superior y ve bajando. Para acertar, aléjate para observar el resultado con distancia y comprueba que todo queda a la vista y bien repartido. También hay que tener cuidado con los adornos navideños de cristal o cerámica, que dan estilazo y son preciosos, pero suelen tener una vida útil muy corta y acaban en la basura antes de tiempo. Además, si se van cayendo y se rompen, el resultado desmerece.
Dejar la base al descubierto
Uno de los errores más frecuentes cuando se adorna el árbol es el de dejar a la vista el elemento menos estético: la base. Ya sea metálica o de plástico, dejarla a la vista hace que el conjunto pierda realismo y encanto. Hay soluciones muy sencillas para que el pie del árbol no se vea: desde envolverlo en una manta bonita, hasta hacerse con un macetero antiguo, pasando por rodearlo de regalos envueltos, ramas o incluso ponerlo dentro de un cesto de mimbre que se puede rellenar con piñas u otros elementos similares.