No más emisiones de C02 al fabricar cemento

Cada año se fabrican en torno a 5.000 millones de toneladas de cemento Portland, la variedad más utilizada del fino polvo gris. El material se mezcla después con agua, arena y grava para dar lugar al hormigón o concreto, como se lo conoce en algunos países latinoamericanos.

El problema de fabricar cemento es que, por cada tonelada del material final, se genera otra tonelada de dióxido de carbono. Se calcula que la producción mundial de cemento es responsable del 7% de los gases que contribuyen al efecto invernadero.

Para obtener cemento se parte de una mezcla de arcilla y caliza que se hornea a altas temperaturas. El resultado son unas rocas redondeadas denominadas Clinker.

Al calcinarse, la caliza se separa en óxido de calcio y dióxido de carbono. Ese proceso es el responsable del 65% de las emisiones de las plantas cementeras. El otro 35% se debe al combustible necesario para calentar los materiales en el horno.

Sin embargo, el dióxido de carbono se puede convertir en más piedra caliza si se mezcla con óxido de calcio. Ese proceso ha inspirado a Gaurav Sant, del departamento de nanosistemas de la Universidad UCLA, en California, para desarrollar un método que reduce a cero las emisiones.

El método ideado por Sant y sus colegas sencillamente reutiliza el dióxido de carbono para generar más caliza, recortando las emisiones a cero. El método ha sido probado con éxito en laboratorio y sus creadores aseguran que puede escalarse sin problemas para integrarlo en la producción industrial de cemento.

Es muy probable que las cementeras estén más que interesadas en este método porque tanto Estados Unidos como la UE preparan impuestos cada vez más severos contra las empresas que emiten demasiados contaminantes. Pronto, adaptar las plantas a este nuevo método será más barato que pagar impuestos por contaminar.